El destruirá la muerte para siempre;
el Señor Dios enjugará las lágrimas de todos los rostros,
y quitará el oprobio de su pueblo de sobre toda la tierra,
porque el Señor ha hablado.
Y en aquel día se dirá:
He aquí, éste es nuestro Dios a quien hemos esperado para que nos salvara;
éste es el Señor a quien hemos esperado;
regocijémonos y alegrémonos en su salvación.
He aquí, éste es nuestro Dios a quien hemos esperado para que nos salvara;
éste es el Señor a quien hemos esperado;
regocijémonos y alegrémonos en su salvación.
(Isaías 25:8-9)
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