domingo, 29 de enero de 2012

Nuestro socorro

Bendito sea el Señor,
que no nos ha entregado como presa de los dientes de ellos.
Nuestra alma ha escapado cual ave del lazo de los cazadores;
el lazo se rompió y nosotros escapamos.
Nuestro socorro está en el nombre del Señor,
que hizo los cielos y la tierra.

(Salmo 124: 6-8)

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